Natillas de Calabaza y crocanti de frutos secos.

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Hace poco, mientras hablaba con un amigo, salió esa típica expresión de «a nadie le amarga un dulce». Mientras que él la pronunciaba, yo iba asintiendo para mi misma y pensando en algo que nada tenía que ver con nuestra conversación. Mi mente voló y voló hasta aterrizar en unas natillas. Exactamente, «a nadie le amarga un dulce, ¡y mucho menos si es un postre!», pensé esbozando media sonrisa. Sí, así soy yo. No pronuncies delante de mi ni la palabra «dulce», ni «croqueta», ni «vino». Tal y como si mi mente trabajase para google adwords, mi base de datos interna empieza a identificar las palabras clave, las asocia a recetas, a ingredientes, a sitios donde poder ir a disfrutarlas y sobre todo, despierta ese tipo de hambre que todos tenemos oculto, que sólo se activa cuando alguien pronuncia las palabras mágicas. «Dulce…» Sí, sí… Mi amigo siguió charlando, pero yo ya me había perdido, ya sólo podía pensar en las natillas que iba a preparar en cuanto llegase a casa.

Dicho y hecho. En poco menos de media hora tenía listas mis natillas. ¡Misión cumplida! Pero para salirme un poquito del «tiesto» y aprovechar que, aunque no lo parezca, estamos en los albores del otoño y aún no nos han saturado con Halloween, decidí darles un toque diferente. Añadirles un extra de calabaza y un toque crujiente y dulce, con un crocanti de frutos secos. La mezcla de «natillas + calabaza», puede resultar extraña, pero yo que me declaro fan incondicional de esta verdura y aprovechando que ya estamos en temporada, decidí tirarme a la piscina y el resultado no pudo haber sido mejor. Así que sin más explicaciones os cuento cómo las hice y adaptando la receta con y sin Thermomix. ¡Vamos allá!

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Ingredientes:

  • 500 gr. de calabaza asada (podéis hacerla en el horno o incluso en el microondas)
  • 4 Huevos
  • 700 ml de leche
  • 110 gr. de azúcar
  • 15 gr. de maizena

Ingredientes para el crocanti de frutos secos:

  • 150 gr.Frutos secos variados y picaditos
  • 3 cucharas soperas de azúcar
  • Unas gotitas de esencia de vainilla.

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Receta Tradicional

1.- Lo primero que tenemos que hacer en ambas opciones, es asar / cocer la calabaza. Yo la corté en daditos de aproximadamente 2 cm y la hice en el microondas. Sé que en el horno hubiese tenido otro toque, pero con el calor que todavía nos acompaña, encender el horno es toda una aventura. Introduje los daditos en un estuche de Lékué y la cociné durante unos 6 minutos aproximadamente. Una vez que la tenemos cocinada y ya templada, hay que triturarla para poder integrarla en las natillas.

2.- En un cazo a fuego medio vertemos la leche, el azúcar, los huevos, la maicena y la calabaza triturada.

3.- Removemos hasta que nuestras natillas empiecen a espesar.

4.- Vertemos en cuencos y esperamos a que se enfríen a temperatura ambiente. Una vez las tengamos frías, guardamos en el frigorífico durante al menos un par de horas antes de servirlas.

5.- Mientras nuestras natillas enfrían, vamos preparando el crocanti. Picamos los frutos secos y los ponemos en una sartén a fuego medio.

6.- Agregamos el azúcar y la esencia de vainilla.

7.- Sin perderle ojo, vamos tostando y removiendo la mezcla hasta que el azúcar se convierta en caramelo.

8.- Dejamos enfriar nuestro crocanti  extendiéndolo sobre un papel vegetal.

9.- Justo antes de comerlas, espolvoreamos el crocanti  sobre nuestras natillas y… ¡A disfrutar!

 

Receta con Thermomix

 

1.- Lo primero que tenemos que hacer en ambas opciones, es asar / cocer la calabaza. Yo la corté en daditos de aproximadamente 2 cm y la hice en el microondas. Sé que en el horno hubiese tenido otro toque, pero con el calor que todavía nos acompaña, encender el horno es toda una aventura. Introduje los daditos en un estuche de Lékué y la cociné durante unos 6 minutos aproximadamente. Una vez que la tenemos cocinada y ya templada, hay que triturarla para poder integrarla en las natillas. Programamos 10 segundos, velocidad 4 -4.5. Miramos y si es necesario, volvemos a repetir.

2.- Vertemos en el vaso donde ya tenemos la calabaza, la leche, el azúcar, los huevos y la maicena. Programamos 8 minutos, 90ºC, velocidad 4. Una vez terminado el tiempo, nuestras natillas deben haber espesado.

3.- Vertemos en cuencos y esperamos a que se enfríen a temperatura ambiente. Una vez las tengamos frías, guardamos en el frigorífico durante al menos un par de horas antes de servirlas.

4.- Mientras nuestras natillas enfrían, vamos preparando el crocanti. Picamos los frutos secos y los ponemos en una sartén a fuego medio.

5.- Agregamos el azúcar y la esencia de vainilla.

6.- Sin perderle ojo, vamos tostando y removiendo la mezcla hasta que el azúcar se convierta en caramelo.

7.- Dejamos enfriar nuestro crocanti  extendiéndolo sobre un papel vegetal.

8.- Justo antes de comerlas, espolvoreamos el crocanti  sobre nuestras natillas y… ¡A disfrutar!

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¡Espero que os haya gustado la receta!

Nos vemos prontito (esta vez, de verdad)

Ana.

 

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Brownie de Calabaza

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No queda ni una semana para que termine octubre y aquí seguimos, en manga corta y sin guardar la sombrilla de la playa… ¡Casi no me he dado cuenta de que Halloween estaba a la vuelta de la esquina! Pero es que mi mente es incapaz de asociar esa fecha en la que ya va apeteciendo una rebequita… ¡Con este calor! Y claro, si sigue haciendo calor, ¿quién quiere encender el horno? Pues yo.

Si señores, a las altas temperaturas de mi casa he decidido subirle un par de graditos más poniendo la maquinaria en marcha a 180ºC… Pero es que tenía que probar este brownie de calabaza y enseñároslo por si queréis hacerlo en el puente, o no puente, que tengáis para el día 31.

Sé que lo ideal para esta fecha es elaborar algo tremendamente terrorífico (como los fantasmitas que hicimos el año pasado, te dejo el enlace aquí por si queréis revisarlos), pero este año me he decantado por algo que está a medio camino entre la tradición (aquí es donde entra la calabaza), y el monillo de dulce y chocolate que nos entra los domingos y los días de fiesta (aquí es donde entra el brownie).

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Y ya que estamos metidos en tertulia y sabiendo lo que me gusta buscarle el porqué a las cosas (espero que todo esto algún día nos sirva a todos para ganar quesitos en el Trivial…), ¿sabéis de donde viene la tradición de decorar las calabazas en Halloween? Bueno, bueno… ¿Sabéis de donde viene la tradición de celebrar Halloween? Pues sorprendentemente, no es cosa de los americanos (aunque en España sigamos diciendo que esta fiesta es una «americanada»), la culpa de todo este follón la tienen… ¡los irlandeses! ¡Y sobre todo los celtas! ¡Ea, está más cerca de lo que nos creíamos!

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Resulta que los celtas creían que al final del verano se abría la barrera entre el mundo de los humanos y de los espíritus. Fecha que concretamente coincidía con el 31 de octubre (esperemos que este año se abra la barrera a las borrascas y al invierno). Esa noche, las brujas, los duendes y las almas en pena, salían para incordiar a quienes les habían hecho daño en vida… ¡Buh! Por otro lado, el símbolo de las calabazas decoradas, que también tiene que ver con ellos, se debe a que una leyenda irlandesa cuenta que Jack, fue tan malísimamente malo en vida, que al morir no lo quisieron ni en el cielo, ni en el infierno. Su condena fue vagar por la eternidad como un alma solitaria llamando a las puertas de uno y otro sitio para que lo dejasen entrar. En ese camino tan sombrío, sólo disponía de una calabaza vacía con una vela adentro que le servía de lámpara. Como el 31 de octubre hemos dicho que era cuando se abrían las puertas al mundo de los humanos, Jack vagaba por las calles con su calabaza encendida, llamando a las puertas por si alguien le dejaba entrar. Y de ahí que decoremos las calabazas en esta fecha y que los niños disfrazados, vayan de puerta en puerta.

Me enrollo como las persianas, lo sé, pero no me olvido de la receta… ¡jurjur! Así que encendamos el horno, ¡y manos a la obra!

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Ingredientes:

  • 50 gr. de nueces picadas
  • 50 gr.  de pasas sin pepitas ni hueso, troceadas (podéis echarle los frutos secos que queráis)
  • 150 gr. de calabaza rallada
  • 4 huevos medianos
  • 150 gr. de azúcar moreno
  • 75 gr. de aceite de girasol
  • 150 gr. de harina integral (también podéis usar la normal)
  • 1 sobrecito de levadura
  • 1 cucharadita de bicarbonato (opcional)
  • 2 cucharadas de canela en polvo
  • 1 pizca de sal
  • 175 gr. de chocolate negro para fundir
  • 175 gr. de nata (35% de materia grasa mínimo)
  • Almendritas laminadas para decorar

1.- Comenzamos precalentando el horno a 170ºC y engrasando un molde rectangular (puedes usar cualquier otro, pero al ser un brownie queda mucho mas bonito así)

2.- Vamos a montar los huevos con el azúcar ayudándonos con unas varillas electricas. Deben coger un tono blanquecino y aumentar de volumen. Esto te llevará unos 5 minutos.

3.- Agregamos la calabaza rallada, el aceite, la canela y la sal. Removemos mezclando.

4.- Tamizamos la harina junto con la levadura y el bicarbonato y la vamos agregando poco a poco, removiendo y evitando que se nos queden grumitos.

5.- Por último, añadimos los frutos secos picaditos. En mi caso eran nueces y pasas. Con ayuda de una espátula y con movimientos envolventes, vamos integrándolos.

6.- Vertemos la masa en el molde engrasado y metemos en el horno. Programamos unos 20 minutos a 180 ºC y vamos comprobando con un palito si está a punto nuestro brownie.

7.- Mientras que tenemos la masa en horno, vamos a preparar la cobertura de chocolate. Para ello llevamos la nata a ebullición en un cazo. Cuando la tengamos, añadimos el chocolate negro troceado y vamos removiendo hasta que el chocolate quede totalmente derretido en la nata.

8.- Reservamos la cobertura en un bol y dejamos que temple a temperatura ambiente.

9.- Una vez tengamos el bizcocho fuera del horno y muy templado, casi frío (vale, puedes esperarte a que se enfríe completamente), bañamos la superficie con la  cobertura de chocolate que teníamos reservada. Si ha espesado mucho, introdúcela en el microondas en modo «descongelación» durante 30 segundos para que vuelva a ablandar.

10.- Una vez tengas tu brownie bañando en el chocolate, puedes decorarlo. Yo he usado láminas de almendritas que tenía en casa, ¡pero es cosa tuya echarle imaginación!

11.- Para que la cobertura del brownie quede más compacta, puedes meterlo en el frigo y sacarlo un ratito antes de comértelo.

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¡Espero que os haya gustado la receta de hoy! Es increíblemente sencilla y la verdad es que si la hacéis no sobrarán ni las miguitas… ¡Os lo digo yo!

Nos vemos prontito… Y cuidado con las brujas de Halloween… ¡Buuuuhhh!

Ana.