Paella rápida y fácil.

Por muy cocinitas que seamos, como la comida de «mamá» no hay nada…

Tienen ese «je ne sais quoi» , como ese punto de más cargado de ilusión que le ponemos a nuestras recetas cuando estamos cocinando para alguien: «Te vas a chupar los dedos, no te va a gustar ¡te va a encantar! Te va a faltar pan para mojar, te vas a acordar de mi plato y de lo bien que comiste toda tu vida, se te van a caer dos lagrimones cuando lo pruebes… Si a los hombres se les conquista por el estómago ¡ja! ¡Tú ya eres mío!».  Y supongo que será ese mismo toque el que le ponen ellas pero elevado a un millón de millares. Podremos tener más maña o menos, más tino con la sal o menos, pero el toque mágico de una madre, no lo tendremos nunca.

Os cuento todo esto porque al vivir sola, de vez en cuando, una se pone melancólica al recordar los platos de mamá. Sobre todo la paella. Perdón, La Paella de Mamá, con mayúsculas. Pero claro ni todos los días son domingos, ni tenemos el mismo tiempo, ni siempre estamos al lado de las mejores cocineras del mundo. Así que como decía por ahí un tal Albert Einstein » En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento»… Y amigos míos,  tener ganas de comer paella y no poder, es una crisis bastante seria.

Fue así, como en un día gris, de esos en los que no tienes ganas ni de mirarte al espejo pero matarías por vivir como una marquesa, cuando se me encendió de nuevo la bombillita. Corrí a la despensa y al frigorífico comprobando que tenía los ingredientes. Tenía el microondas (sí sí, el microondas), tenía el maravilloso cocedor de arroz de Lékué y tenía materia prima. Lo que me faltaba, como siempre, era tiempo y ganas de ensuciar la cocina. Aún así, me lié la manta a la cabeza y me salió un plato bastante resultón, que aunque no tiene nada que ver con una paella tradicional por su preparación, me sirvió para darme el gustazo. FullSizeRender (14)

FullSizeRender (2)Lo primero que tenía que tener en cuenta es que al cocinar arroz en el microondas, las recetas van un poco «al revés» que de la manera tradicional, digan lo que digan las abuelas y madres. Necesitamos que los ingredientes más «duros», por decirlo de alguna manera, tengan más tiempo de cocción, mientras que no tenemos que preocuparnos de que no se absorban bien los sabores, porque en el microondas ese proceso de «maceración» se aligera muchísimo. Pero para que me entendáis mejor os cuento como la hice yo, ¡vamos allá!

Ingredientes:

  • 60 gr de arroz Basmati (era el que yo tenía en casa, os lo cuento sin trampa ni cartón)
  • 230 ml de agua
  • Una pizca de sal
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • Trocitos de sepia limpia
  • Un cuarto de pimiento verde
  • Un cuarto de pimiento rojo
  • Un par de cucharadas de tomate frito (yo uso uno ecológico, también podéis usar tomate natural rallado)
  • Cebollita picada
  • Unas gambitas
  • Un par de cucharadas de colorante alimenticio (podéis sustituir una de las cucharadas por «saborizante de paella»)
  • Limón para decorar y aliñar.IMG_1538

1.- Lo pimero que tenemos que hacer es lavar un poco el arroz para que suelte almidón. Yo lo vierto en un colador y lo pongo bajo el chorro del grifo de la cocina, lavándolo con abundante agua fría.

2.- Después lo vamos a introducir en el cocedor de arroz de Lékué, junto con el agua y el aceite. Programamos 6 minutos a 800 watios. Mientras vamos picando los pimientos y la cebolla.

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3.- Una vez lo tengamos le añadimos los pimientos y la cebolla. Removemos y volvemos a meter en el microondas 2 minutos a 800 watios.

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4.- A continuación incorporamos las gambitas, la sepia y el tomate. Removemos de nuevo y programamos 2 minutos a 800 watios.

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5.- Lo último que nos queda por añadir es la sal y el colorante alimenticio. Mezclamos todo bien y programamos un último minuto a 800 watios. Cuando termine, volvemos a remover y tapado, dejamos reposar un par de minutos. ¡Ya tenemos nuestro arroz!

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Acompañamos con un buen vinito, ¡y a disfrutar!

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¡Espero que os haya gustado!

Nos vemos prontito.

Ana.

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Patatas fritas sin freír

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¡Hola a todos!

Que levante la mano el que no se pueda resistir a tener una bolsa de patatas fritas cerca y no abrirla… ¡Yo la primera! Además, ahora que llevamos casi la mitad de la semana volteada, el cuerpo nos va pidiendo un caprichito…

Pero sí, yo también estoy en plena operación «post-polvorón» y «pre-bikini» a lo que debemos añadirle que no es el tipo de aperitivo sano en ninguna de las circunstancias. ¡Pero es que esa textura, ese olor, ese sabor…! ¡Se hacen irresistibles! Las patatas fritas se convierten en el acompañamiento perfecto a una conversación entre amigos, un partido de fútbol, o simplemente, para matar el gusanillo…

Y queridos amantes de las patatas fritas, hoy os traigo un pequeño-gran remedio para no tener que esconderlas en el fondo de la despensa y no caer en las garras de la tentación. Hace poco llegó a mis manos la receta de unas «patatas fritas sin freír «, fáciles y por supuesto al no llevar nada, repito, nada de aceite, se convierten en algo mucho más saludable que podemos incluir en cualquier tipo de dieta y momento del día.

Así que sin enrollarme más, creo que debo compartir este magnifico descubrimiento, que ya he probado varias veces y que no tiene nada que envidiarle en cuanto a textura y sabor, a las patatas fritas tradicionales. ¡Allá vamos!

Vamos a necesitar un microondas y un estuche al vapor con bandeja. Yo he usado uno de Lékué como éste:

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Ingredientes:

  • Una patata (o las que queramos)
  • Sal fina.

1.-Lo primero que tenemos que hacer es pelar las patatas y cortarlas en rodajas muy muy finas, como de un milímetro de grosor. Cuanto más finas las cortes, más crujientes quedarán. Puedes ayudarte de una mandolina.

2.- Pon en remojo las patatas ya cortadas una media hora, cambiando el agua de vez en cuando para eliminar el almidón.

3.- Seca las rodajitas a conciencia con un papel absorbente, quitando todo el exceso de humedad posible. Añade la sal y ponlas en la bandeja del estuche de este modo, sin que se pisen unas con otras:

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4.- Programa el microondas 7 minutos a 800w. Repite este proceso con todas las patatas.

5.- Al sacarlas ve extendiéndolas en un plato para que se enfríen… ¡Y listo!

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Cuando salgan del microondas tendrás que tocarlas un par de veces para creer la textura crujiente que han cogido, ¡como las de bolsa! Pero claro, sin nada de aceite y mucho más saludables.

Puedes añadir las especias que quieras justo en el mismo momento en el que le ponemos la sal, y así darles un toque diferente.

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¡Espero que os haya gustado!

¡Nos vemos prontito!

Ana.

Trucos contra la humedad… Y al mal tiempo, ¡buena cara!

 

Hubo un tiempo que viví fuera de mi ciudad y siempre al decir que era de Cádiz, todo el mundo reaccionaba igual: «¡qué bien vivís allí, todo el año en la playa! 

Somos unos afortunados porque el sol del sur es ¡el sol del sur! Y aunque, evidentemente, no estamos todo el año en la playa, (¡ya nos gustaría!) sí que es verdad que tenemos un clima envidiable. Sin embargo, al estar situados tan cerca del mar, tenemos una serie de desventajas que se acrecientan en invierno. Siendo la mayor de todas la temida humedad.

Un mal que hace que nuestros meses más fríos se vuelvan aún más desagradables, calándonos hasta los huesos y haciéndose un hueco incluso en nuestras casas y armarios. Y ese sol rotundo que nos suele acompañar, no es suficiente para calentar todo lo que la humedad va dejando a su paso.

Aquí ya estamos más que acostumbrados a luchar contra ella y tenemos una serie de básicos para proteger nuestras casas. Son, por un lado, utilizar una pintura plástica anti-moho que sea fácilmente lavable, y por otro ventilar las casas y los armarios todo lo que podamos, de forma que al sacar la ropa diaria o de una temporada a otra no tengan ese olor tan característico y repelente.

En el post de hoy voy a centrarme en los armarios, donde con unos trucos caseros al alcance de cualquiera, vamos a proteger en la  medida de lo posible, que la humedad y la «polilla» (otro gran mal de los muebles de madera) se instalen a vivir con nosotros.

¿Cómo? ¡Ajá! ¡Más fácil de lo que os podéis imaginar!

Ahí van los materiales:

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¿Fácil de encontrar, no? Pues ahora vamos por partes.

Primero vamos a centrarnos en evitar la humedad dentro de los armarios. Para ello vamos a utilizar las tizas y la bolsita de tela.

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Yo tenía por mi casa esta bolsita, pero podéis hacerla vosotros mismos o utilizar alguna que tenga características similares.

Vamos a meter las tizas dentro del saquito y…

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… Colgarlas en una percha dentro de nuestro armario.

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Si tenemos mucha cantidad de ropa o metros de barra, podemos utilizar varias repartidas dentro del armario.

Si además, queremos prevenir que nos entre polilla en los muebles tenemos dos opciones:

1.- Utilizando piel de naranja (sin la parte blanca) y metiéndola en un paquetito hecho con el papel celofán.

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Y lo vamos a meter tanto en las estanterías del armario como en los cajones.

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Os recomiendo que cambiéis de vez en cuando la piel de naranja, para que su olor siempre sea intenso.

2.- Utilizando clavos de especias, y al igual que con la piel de naranja, meterlos dentro de unos paquetitos hechos con el papel de celofán.

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Estos los voy a meter dentro de los bolsillos de algún abrigo que tenga en el armario, aunque también podemos meterlos por las estanterías y cajones.

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¡Pues esto es todo por hoy!

Espero que os haya gustado el post, y si os animáis a probar dejadme en comentarios como ha sido vuestra experiencia 😉

¡Gracias y nos vemos prontito!

Ana.

 

Desafiando a la ley de la gravedad…

¡Hola a todos!

¿Cómo lleváis la semana? ¿Habéis sacado ya las bufandas? ¡Vaya con el frío que se nos ha echado encima de repente! Hace un par de días casi que estábamos en bermudas y hoy parecemos la familia política de Pingü…

Supongo que os habrá cogido el toro como a mi sacando los jerséis, ¡casi me he pasado el fin de semana entre pelusas con el cambio de temporada! He intentando por todos los medios, dejar estanterías y cajones lo más ordenado posible para que a simple vista sepa donde tengo cada cosa , y no miento si digo que ha sido una tarea complicada… No sólo porque tengo ropa para rellenar dos armarios (tengo que confesarlo), sino porque mi casa es bastante pequeña por lo que el orden es primordial en todos los rincones. Tener lo justo y necesario e ingeniármelas para aprovechar el espacio con el que cuento al máximo.

Así que el domingo, harta de ordenar ropa de invierno y hambrienta (¡porque vaya energías se gastan doblando ropa y sacando el nórdico del altillo!) fui a hacerme algo de comer a la cocina. Y allí seguía mi pesadilla… ¡Falta de espacio y estanterías a punto de desbordarse! Así que después de ordenar el armario no me quedaba otra que intentar poner un poco de orden allí también. Fue entonces cuando me acordé de algo que había visto por Internet hacía tiempo y pensé que me serviría de gran ayuda. Sólo me hacían falta un par de materiales que me traje de la tienda, y le dí un toque diferente y por supuesto, más ordenado, a las estanterías donde tengo colocadas las especias.

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¿Queréis saber como conseguí algo de espacio extra en las estanterías? Pues creedme que con 4 tarritos y un poquito de arte, ¡se pueden hacer milagros!

Ahí van los materiales y el paso a paso, ¡espero que os guste!

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Antes de empezar, vamos a medir la superficie total con la que contamos y la dividiremos por el número de tarritos que vayamos a colocar para que todos queden a la misma distancia (estos son de Ikea  y vienen en pack de 4).

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Haremos unas pequeñas marquitas en el bajo de la estantería, para saber donde irá cada uno.

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Usando la cinta de doble cara, vamos a cortar trocitos de la misma medida que las pletinas, pegando una de las caras adhesivas a la pletina y otra justo en la marquita que hemos hecho en el bajo de la  estantería.

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Con la pistola de silicona caliente, vamos a pegar los imanes a la parte superior del tarrito, justo en la tapadera. Te aconsejo que busques imanes potentes, que aguanten bien el peso del tarrito y su contenido. Una buena opción son los «imanes de neodimio».

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Vamos a repetir los pasos con cada una de las pletinas, así como con los tarritos. Recuerda que es una pletina por cada tarrito que vayas a utilizar. Y… ¡tachán!

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Una vez que lo tengas todo pegado, sólo tienes que rellenarlos y acercando el imán a la pletina, estos se quedarán pegados. Cuando necesites usarlos, solo tienes que tirar un poco y el imán se despegará de la pletina.

Desafiando la ley de la gravedad, he conseguido un poco más de espacio y, ¡darle un toque original a mi estantería!

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Esto podéis hacerlo en estanterías o incluso dentro de los muebles, aprovechando al máximo los huecos. Así que si tenéis una «mini-casa» como la mía, seguro que le sacáis partido a este post.

¡Nos vemos prontito! ¡Y abrigaos bien!

Ana.

 

 

 

Unos merengues de miedo…

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Quien me conoce bien, sabe que hay dos cosas que no me gustan nada de nada… Ni las películas de terror, ni las comidas demasiado «prefabricadas». Así que no, mi plan ideal de sábado no es precisamente ver «The walking Dead» tomándome una sopa de paquete… Soy más de «Friends» con una tortillita francesa. Cada uno es como es.

Así que ahora que se acerca halloween mis redes sociales se llenan de imágenes de «cómo hacerte un maquillaje extremo para halloween», «fiestas de muerte para halloween», «dulces sangrientos para halloween»… Y a mi que me perdonen, pero el único dulce sangriento que soy capaz de meterme en la boca, es una «Red Velvet» bien hecha. No puedo evitar casi cerrar los ojos del espanto, al ver que se unen dos de las cosas que menos me gustan en el mundo, tanto «horror» y tanto colorante y  pasta fondant juntos.

Sin embargo, cuando estaba a punto de una catarsis entre tanto dedo cortado y tanto ojo de azúcar, encontré la inspiración para la merienda del fin de semana. Y es que en mi casa, sobre todo los fines de semana, solemos merendar algo casero. Así que le dí un par de vueltas al asunto y preparé estos «fantasmitas de muerte».  Son algo entretenidos de elaborar, pero la receta no es nada difícil. Además no llevan ni colorante ni demasiadas grasas y azúcares,  por lo que no abandonamos la idea de merienda sana.

¡Espero que os gusten tanto como a mi! O como gustaron en mi casa, ya que los fantasmas haciéndose honor, desaparecieron en un visto y no visto…

La receta consta de dos partes. Por un lado la galleta que aguantará el merengue, y el merengue italiano en sí. ¿Por qué merengue italiano y no suizo? Pues porque aunque yo recomiendo que se consuman en el día, el merengue suizo no nos aguantaría demasiado tiempo, mientras que el italiano sí (más adelante haré un post hablando de cada tipo de merengue, sus usos y conservación, ¡lo prometo!)

Para la base o galleta, opté por una «masa sablé», la cual es la misma que se utiliza en los canapés salados, pero al añadirle azúcar y en este caso ralladura de naranja, se convierte en una masa ideal para pastitas. Los ingredientes y el proceso serían los siguientes:

  • 200 gr de harina de trigo
  • 80 gr de mantequilla
  • 1 huevo
  • 3 cucharadas de azúcar
  • Ralladura de limón, o en este caso de naranja

 

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Mezclamos todos los ingredientes hasta crear una masa homogénea que no se nos pegue en los dedos. Ponemos un papel vegetal (yo lo pongo tanto debajo de la masa, como encima y así es mucho más fácil amasarla) y amasamos hasta darle un esperor de 0.5 cm. Con un cortapastas, mejor si es redondito, vamos cortando hasta que terminemos con toda la masa. Metemos en el horno precalentado previamente, 15-20 minutos a 180 ºC. ¡Y ya las tenemos listas! (Procura no comerte ninguna antes de tiempo…Yo me comí dos.)

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(Pssst…! Si quieres hacer trampas y ahorrarte la parte de la masa, puedes comprar una base de hojaldre,cortarla y hornearla, usar galletas maría, oreo o cualquier otra que os guste)

¡Ahora vamos con el merengue!

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  • 150 gr de azúcar
  • 50 gr de agua
  • 3 claras de huevo
  • 2-3 gotitas de limón
  • Una pizca de sal.

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Monta las claras junto con la sal y las gotitas de limón, ayudándote de una batidora (en mi caso las monté con la Thermomix). Mientras en un cazo, pon a calentar el agua junto con el azúcar sin remover hasta conseguir un almíbar. Sabremos que está listo cuando empiece a espesar, sin llegar a oscurecer quedando una textura como de «hilo». Si tenéis un termómetro de cocina, la temperatura que debe alcanzar el azúcar para que esté en su punto, es de 115 ºC. No es necesario, ya que a ojo veréis fácilmente como va espesando.

Una vez que lo tengamos agregamos el almíbar a las claras montadas poco a poco en forma de hilo y sin dejar de remover. Montamos un par de minutos más, hasta que el merengue haga «picos» o podamos ponerlo boca abajo sin que se caiga.

Dejamos que enfríe un poco y lo introducimos en una manga pastelera, con una boquilla lisa ancha. La que yo usé era de 18 mm. Sobre las pastitas que han debido de sobrarnos (ejemmm…), vamos creando montoncitos hasta darle forma a los fantasmas.

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Una vez que los tengamos, con chips de chocolate negro, le vamos poniendo los ojitos. Estos podéis comprarlos hechos, o como yo que los hice fundiendo un poco de chocolate negro y haciendo «gotitas». Los dejé enfriar en la nevera, ¡y tenemos ojitos!

¡Espero que os haya gustado tanto como a mi y os animéis a hacerlos!

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¡Qué paséis un feliz o terrorífico Halloween…!

¡Hasta pronto!

Ana.

Espaguetis de Calabacín

¡Hola a todos!

Que levante la mano el que le guste comer sano, sin muchas complicaciones y ensuciando poco la cocina… ¡Yo! Sobre todo los días que no tengo tiempo ni de mirarme al espejo. Y sí, los «tuppers» de mamá son una forma de comer sana, rápida y sin ensuciar… Pero también es hora de que usemos nuestras propias manos.Si eres de los míos, supongo que va a gustarte esta receta en la que no he invertido más de 15 minutos y con la que comí como una reina.

Como indica el nombre de este «post», me preparé unos Espaguetis de Calabacín al microondas… (con los que todavía se me hace la boca agua…) ¡Y maté dos pájaros de un tiro! Comer una de las raciones de verduras recomendadas al día, y hacerla en el tiempo justo para poder pegarme una «siestecita» después de comer… ¿Quieres la receta? Ahí va…

Ingredientes:

  • Un calabacín mediano.
  • Media cebolla
  • Una latita pequeña de tomate frito. (si lo prefieres puedes pelar un tomate, trocearlo y meterlo en el microondas 1’30 minutos a 800w en un estuche para microondas cerrado).
  • Una cucharada de aceite
  • Dos cucharadas de agua
  • Una latita de atún.
  • Orégano y sal al gusto.

Materiales:

  • Un microondas
  • Un cortador en espiral para verduras ( yo he utilizado uno de Joseph & Joseph)
  • Un recipiente para microondas con tapadera ( yo utilizo siempre los de Lékué)

¡Allá vamos!

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1.- Pela el calabacín y conviértelo en «espaguetis» con el cortador. Si no lo tienes, puedes cortarlo en daditos pequeños, aunque ya no serán espaguetis…

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Una vez lo tengamos cortado lo introducimos en un recipiente especial para microondas, agregamos dos cucharadas de agua y una de aceite, la cebolla cortada en juliana y orégano y sal al gusto. Tapamos y cocinamos 2’30 minutos en el microondas a 800w. Si al sacarlos ves que todavía están «duritos», vuelve a programar un minuto más.

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Una vez lo tengamos, agregamos el tomate y el atún. Removemos bien y volvemos a meter en el microondas 1 minuto a 800w.

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¡Y ya lo tenemos listo para comer!

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¡Espero que os haya gustado!

¡Un beso a todos y nos vemos pronto!

Ana.