¡Vaya cuánto tiempo sin pasar por aquí! Ante todo… ¡Feliz año a todos! Espero que estéis bien y que hayáis sobrevivido a todas las fiestas, los atracones a polvorón limpio y que los peces al fin, hayan dejado de beber, beber y beber…
Por aquí he estado bastante liada y de ahí el abandono de las redes sociales. ¡Pero es que cuando a una le toca a hacer de ayudante de los Reyes Magos en mi tienda, poco tiempo queda libre! Y el que queda se reserva para la familia y amigos. Pero como compensación os traigo un post que para la fecha viene que ni pintado. ¡Marchando una de vitamina C y chocolate!
Enero es conocido por su interminable cuesta, el mes de los propósitos. Ese en el que todos nos volvemos más deportistas, más sanos, más estudiosos, en el que intentamos ser mejores personas de lo que fuimos el año pasado. Pero ¡ay febrero! Febrero está ahí a la vuelta de la esquina para recordarnos que debemos seguir siéndolo el resto del año. Pero no quería referirme a eso en este post, los propósitos que cada uno los lleve por su cuenta que yo llevo la mía. Hablaba de enero, porque a pesar del frío (frío que odio… yo viviría en un eterno verano), es uno de mis meses preferidos, ¿y por qué? Pues porque es el mes de las naranjas y las naranjas son mi fruta preferida.
Del azahar que impregnaba el ambiente allá por los lejanos meses de abril y mayo, recogemos ahora sus frutos. Y aunque pocas variedades de naranjas conocemos, son muchísimas las que existen y más de las que creemos, las que tenemos al alcance de nuestra mano.
Así que aprovechando el tirón, y dando por hecho de que los zumos de naranjas sí que os lo estáis tomando (¡vitamina C para el cuerpo!), voy a hablaros de los tipos de naranjos que me rodean y también, os dejo una recetita muy sencilla de «bombones de chocolate negro con Kumkuat». ¡Espero que os guste!
Del primer naranjo que quiero hablaros es el «niño de mis ojos», un naranjo de zumo en toda regla. Lleva en mi familia unos 20 años y el zumo de sus naranjas debería ser «Patrimonio de la Humanidad».
Sus naranjas son clasificadas dentro del grupo de las «blancas». Antiguamente se utilizó este nombre para diferenciarlas de las variedades Navel o de las de sangre, naranjas mucho más ácidas.
Sus principales características son la carencia o menor marca del ombligo en sus frutos, una acidez, como acabamos de decir, inferior a la de otros grupos de variedades, así como la ausencia de sabor amargo en su zumo. Mi naranjo en particular, tal y como podéis ver en la foto, si que tiene el ombligo un pelín más marcado, pero no por ello deja de ser menos dulce. Florece en el mes de abril-mayo y a día de hoy, ya estoy desayunando zumo de mis naranjas (¡y hay cantidad hasta para finales de febrero, por lo menos!). Su altura no sobrepasa los dos metros, pero he de decir que es bajito para los de su especie que pueden llegar a medir algunos centímetros más.
El siguiente naranjo del que os quería hablar es un Mandarino. Las mandarinas son «híbridos de las naranjas» y se engloban en el mismo grupo que las anteriores, las blancas. También lo tenemos en casa, y aunque su recolección no es tan abundante como la del anterior, si que nos da para varios días.
Como podéis apreciar en la foto, los frutos son de un tamaño algo inferior a las naranjas de zumo y su forma es mas «achatada». Y aunque los de mi casa vienen a tener la misma altura, los mandarinos son mas pequeños en cuanto a copa y altura. Sus hojas son prácticamente iguales a las del naranjo, pero algo mas pequeñas. Sus frutos son tremendamente dulces y su cáscara se retira con gran facilidad.
Los dos siguientes son naranjos enanos y proceden de la lejana China. Un naranjo Calamondin y un Kumquat.
El que aparece en la foto es un naranjo Calamondín, aunque sus frutos también son conocidos como «Naranjitas de San José» o «Naranjitas del Obispo».
Se trata de un pequeño arbolito de copa densa, con tendencia a la verticalidad. Sus hojas son pequeñas, elípticas de 5-10 cm de longitud mientras que sus frutos son muy pequeños (3-3,5 cm de diámetro), con pocas semillas, esféricos u ovales. Lo más característico quizás de estos naranjos enanos, es su corteza de color naranja-rojizo, muy fina y fácilmente separable de la pulpa, que es dulce, ácida y comestible. De hecho es la parte del fruto más utilizada. Aunque nosotros lo tenemos en el exterior (también es apto) a menudo es cultivada en contenedores como planta de interior.
Por último, voy a hablaros de un Kumquat. Otro del tipo de naranjo chino enano. Sus características son prácticamente iguales a las del Calamondin en cuanto a altura, dimensiones y hoja, siendo la diferencia más visible sus frutos. Su forma es algo más ovoide y su color algo más intenso (puede apreciarse claramente en la foto). Suelen tener menos gajos que el fruto del naranjo anterior, pero igualmente, su corteza es lo más dulce y utilizado. De hecho es la principal ingrediente de la receta de nuestros bombones. Así que sin enrollarme más… ¡Vamos a ello!
Ingredientes:
- La corteza en tiras de 2 naranjitas Kumquat
- Dos cucharadas de ron
- 75gr. de chocolate negro para fundir (podéis usar cualquiera, pero cuanto más negro sea, mas intensificará su sabor con la naranja.
- 10gr. de mantequilla
- 1 Cucharadita de agua.
1.- Primero vamos a preparar las cortezas de las naranjas. Para ello las vamos a poner en un estuche de cocción al vapor para microondas (yo uso el de Lékué, y podéis verlo aquí), las dos cucharadas de ron junto con la corteza de las naranjitas. Programamos 1 min 30 segundos a máxima potencia. Retiramos y dejamos reposar y enfriar.
2.- Por otro lado vamos a cortar el chocolate a trozos y lo vamos meter en el microondoas en un estuche similar al anterior, junto con el agua. También 1 min 30 segundos, pero esta vez en el modo «descongelación» (el chocolate siempre debe fundirse en esta función). Si transcurrido el tiempo veis que aún no se ha derretido bien, volvemos a programas 30 segundos.
3.- Una vez lo tengamos, añadimos la mantequilla y removemos bien hasta que se integre. Seguidamente le añadimos las cascaras de naranja escurridas y volvemos a integrar.
4.- En un papel vegetal o bandeja, hacemos pequeños montoncitos de chocolate (no tienen porqué quedar todos iguales ya que con la cáscara de naranja es complicado), y los metemos en el frigorífico al menos 2 horas para que cuajen.
¡Ya tenemos nuestros bombones!
Espero que os haya gustado el post de hoy y que me contéis qué tal os han salido los bombones 🙂
¡Nos vemos prontito!
Ana.